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Redován, municipio del Bajo Segura, situado entre el río que lleva este nombre y la sierra de Callosa. Su término limita al norte con los de Benferri, Orihuela y Cox; al este con los de Cox y Callosa de Segura; al sur y al oeste con el de Orihuela; al sur y al oeste con el de Orihuela.

Su término municipal tiene una extensión de 9,36 km2 y ocupa el número 112 si ordenamos los municipios de la provincia por orden decreciente de superficie.

La población se mantiene en ritmo creciente y actualmente se cifra en 5.500 habitantes.

Celebra sus Fiestas Patronales en el mes de septiembre, en honor a la Virgen de la Salud y de San Miguel Arcángel. Días principales: 8 y 29 de septiembre.

Es Septiembre el mes grande por excelencia de Redován, donde se unen las fiestas religiosas y paganas. Entre los acontecimientos festeros que estos días llenan Redován de luz, esplendor y colorido. Se celebran desfiles de Gramaores, Moros y Cristianos (que representan la historia y costumbres ancestrales de este pueblo), coronación de Reinas, Damas, Moza de la Gramaera y Reina Mora, Misas cantadas con los gozos a la Virgen, desfiles, etc.

En estas fechas el carácter de los habitantes de Redován, se exterioriza de forma clara y contundente. Coincidiendo, por tanto, con la llegada del mes de septiembre. La pólvora, la música, la alegría, la convivencia y la belleza, en definitiva, se dan cita en las Fiestas Patronales.

Aunque la fiesta es muy remota en sus orígenes, es en 1.977 cuando comenzó a impregnarse del carácter actual, al convertirse el DESFILE en el acto sobre el cual se vuelcan todas las miradas. Este acontecimiento festero es entendido como la expresión máxima festera, acontecimiento explosivo y jubiloso: como una manera de evocar el pasado, actualizado y lleno de presente. Con todos estos actos se consigue transformar la faz urbana del pueblo, convirtiéndolo en un marco de sensaciones, participación y convivencia.

El pueblo rememora su gesta histórica. Embriagada de luz, pólvora y truenos, así reviven una página brillante de su historia representada en el Magno desfile que todo el mundo contempla. Como más lejanos en el tiempo, se evocan aquellos episodios del asentamiento árabe en la ladera de su montaña y posterior expulsión por los cristianos. Las fértiles tierras de Redován, reconquistadas, fueron paulatinamente ocupadas por curtidos hombres, sus más inmediatos antepasados. Estos labradores y cultivadores, aferrados al trabajo duro y servil, hubieron de servir extensos señoríos. Así recuerdan los Gramaores aquellas duras tareas de sol a sol, sus sufrimientos, el esfuerzo y voluntad de unos hombres generosos, granados en cielo azúl, llenos de sueños y trabajos, liturgia de una razón vital.

Como máximo exponente y fiel reflejo de esas tradiciones nace la Barraca » La Gramaera «, que desde el año 1-977 desfila alegremente con los trajes típicos que cubrieron los cuerpos sudorosos de los mayores. La Gramera representa esa cultura popular que han transmitido muchos de los hombres que afortunadamente aún viven y que resplandecen como símbolo de un tiempo no muy lejano, que para bien de todos, jamás volverá.

Moros y Gramaores exaltan y reviven con ilusión muchos siglos de la historia de Redován.

El desfile tiene un contenido histórico-espiritual que aglutina a un conjunto de personas inmersas en una fastuosa y popular representación teatral, escenificada con espontaneidad, que se sienten poseedores comunitarios de un mismo valor cultural expresado con diversidad de matices.

Las Fiestas de Redován tienen su inicio real, que se concreta la noche de la «Coronación», donde oficialmente tiene lugar la sucesión en el reinado de las nuevas bellezas, que recogen el testigo de sus predecesoras con la fuerza y el entusiasmo propios de quienes van a representar a nuestro municipio en el aspecto festero.

Aunque resulte tópico decirlo, la mujer tiene en las fiestas un papel muy especial, representando la imagen del pasado y la realidad de estos días.

La Fiesta de Redován se creó casi exclusivamente desde tiempos inmemoriales por hombres especialmente de edad avanzada, que concebían los sentimientos festeros desde otras perspectivas más enraizadas con las tradiciones ancestrales; pero pronto se echó en falta la existencia de ese símbolo femenino en el que volcar el afecto de todo un pueblo a través de actos como la elección y coronación de reinas y damas de honor.

Fue a mediados de los años 60 cuando ya aparecen las reinas y damas como máxima representación viva de las fiestas patronales. Títulos que con el paso de los años han ido creciendo en prestigio y categoría, situándose como la máxima distinción para una fiesta que desde la aparición de las Barracas festeras cuenta con sus correspondientes Bellezas.

En resumen, pese a todos los aditamentos que a lo largo de los años se han ido incorporando, la base de la fiesta sigue siendo para todos el desfile, desde la vertiente lúdica, y las festividades de los Patrones, La Virgen de la Salud y San Miguel Arcángel, desde la óptica religiosa.

Durante los días que duran los festejos, el pueblos se engalana y es un continuo ir y venir de bellezas; esas alegres y guapas muchachas que con su presencia engalanan y llenan de colorido con sus trajes típicos las calles abarrotadas de público, que disfruta y participa de la música y tracas que anuncia a los pueblos de alrededor la grandeza de sus fiestas.

Durante un mes intenso de fiestas, nuestra villa habrá sido visitada y admirada por cientos y cientos de personas, y éste será el público reconocimiento al sacrificado trabajo de colectivos que hacen posible la esencia de la fiesta.

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