Las Fiestas de Moros y Cristianos son la manifestación festiva más arraigada en todo el arco mediterráneo levantino y hunden sus raíces en hechos histórico de la Reconquista (siglo XIII) aunque la representación que ha llegado a nuestro días sea fruto de la situación vivida con la piratería bereber y la soldadesca de los siglos XVI-XVII.
Las Fiestas de Moros y Cristianos hunden sus raíces en la Reconquista del siglo XIII
Durante el siglo XIII muchas poblaciones vivieron situaciones difíciles tras el avance de las tropas cristianas tanto de la Corona de Aragón como del Reino de Castilla. Es así como en diferentes localizaciones reyes como Jaime I «El Conquistador» o Alfonso X «El Sabio» consiguen «Reconquistar» plazas a los musulmanes que van perdiendo terreno en pro de los defensores de cruz cristiana. A estas fulgurantes «Reconquistas» se les unen hechos milagrosos y apariciones Divinas que vienen a reforzar y aumentar la propaganda de unas fuerzas cristianas poderosas y además sobrenaturales. Uno de los hechos más destacables fue la repetida aparición de San Jorge, con sus obvias connotaciones militares pues se registran sendas milagrosas apariciones en la Batalla del Puig a las puertas de Valencia o bien en la Batalla de Alcoy librando la población ante los azotes de las huestes musulmanas encabezadas por el mísmisimo caudillo Al-Azraq.
Si bien Jaime I «El Conquistador» entra en Valencia el 9 de octubre de 1238, a partir de esa fecha numerosas poblaciones van cayendo con o sin ayuda «milagrosa». Aquí tenemos el verdadero germen histórico de las Fiestas de Moros y Cristianos, la llamada «Reconquista» por algunos historiadores, hoy un término obsoleto cuya mejor definición según las Universidades es puramente una «Conquista».
La representación festiva de los Moros y Cristianos es original de los siglos XVI-XVII
Ahora bien, una cosa es el hecho histórico del siglo XIII y otra bien diferente es la evolución que ha tenido esta manifestación festivo-religiosa de los Moros y Cristianos. Para ello tenemos que avanzar casi 400 años en el tiempo para ver la situación en la que se encontraba el litoral levantino ante los continuos ataques de los piratas bereberes, corsarios y «amigos de lo ajeno» en general. Es ahí donde Felipe II decide fortificar la costa y preparar milicias con soldadesca «amateur» en cada población, con un regimiento más o menos estable. Estas agrupaciones militares contaban con su sargento, capitán, alférez, etc y cuando no estaban ayudando a los enclaves estratégicos costeros, aparecían desfilando en sus poblaciones, participando en solemnes procesiones o ejecutando demostraciones para regocijo de los locales. Aquí tenemos el segundo detalle: el origen de la representación actual de los Moros y Cristianos.
En algunas poblaciones donde las Fiestas de Moros y Cristianos han tenido mayor importancia como Alcoy, la Fiesta se organiza a partir del siglo XVIII en 3 días festivos: uno dedicado a los desfiles, otro en conmemoración del Santo Patrón con solemnes misas y el último donde se representa una batalla de arcabucería. En la mayoría de casos vienen precedidos por un novenario religioso y diferentes manifestaciones festivas puramente lúdicas sin carácter religioso: de ahí esa particularidad y mezcla de lo banal con lo divino, de lo cotidiano a lo celestial y de lo particular a la fiesta de Moros y Cristianos participativa de todo un pueblo.
En la actualidad la geografía levantina se ve salpicada por las representaciones de Fiestas de Moros y Cristianos que año tras año se superan con sus bandas de música, bordados, alquiler de carrozas, caballos y dromedarios, carrozas, duelos de arcabucería, diseños de trajes y puesta en escena. En definitiva, los Moros y Cristianos son ni más ni menos, que la manifestación en clave festiva más importante del arco Mediterráneo, no sólo a nivel nacional, incluso internacional y caminan con paso firme para ser Declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.