Conocida por todos es la tradición de los Reyes Magos, esos misteriosos personajes que traen regalos a los niños en la tarde-noche del 5 de Enero, pero poco sabemos de estos magos y/o reyes; de dónde venían, cuántos eran, quiénes eran, etc. Bien es cierto que la Biblia casi no dice nada sobre este pasaje que la historia y el cristianismo en general, se han encargado de ensalzar y encumbrar hasta los altares de las más altas tradiciones. Fíjense que en toda la Biblia sólo dice esto:
«unos magos vinieron de oriente» (Mt 2:1)
Si sí, sólo eso, en el Evangelio de Mateo. Ni tres, ni sus nombres, ni de donde venían, ni por supuesto si eran o no reyes. Por lo tanto toda la historia de estos místicos personajes hay que buscarla en los Evangelios Apócrifos, aquéllos textos desahuciados por la Santa Iglesia y que sin embargo recogen toda la tradición de pasajes cumbre como los Reyes Magos o la Dormición y la Asunción de la Virgen.
Entonces, ¿qué pasa aquí?. Pues muy sencillo, históricamente las primeras representaciones en el arte ya plasman a 3 reyes magos con regalos que representan las tres edades del hombre: juventud, madureza y vejez. Posteriormente en el siglo XV Hans Memling es el primero que representa a un rey mago de color «negro» simbolizando los 3 continentes o razas que se conocían en la época: Europa, Asia y África. Bien es cierto que todos los Evangelios Apócrifos que hablan de los Reyes Magos ubican al procedente de África o «Abisinia» el último y por lo tanto entendemos que el de «color». El tiempo les dará y mezclará los nombres quedando definidos como Melchor, Gaspar y Baltasar entre una amalgama de nombres y apodos utilizados por varios evangelios NO oficiales.
Imagínense que Melchor representa a Europa y luce barba blanca en estado de vejez. Gaspar, procedente de Asia se presenta en un estado de plenitud y finalmente Baltasar, representante de África, joven y enérgico cierra el contingente. Las ofrendas de Oro, Incienso y Mirra, las citan bien pocos textos y parece un añadido posterior, propio de una gran cadena de almacenes.
Llegados a este punto ¿qué queda de aquéllos primitivos magos que adoraron al niño Jesús?. ¿qué hay de verdad y de mentira en esta tradición?. A ciencia cierta, nada. Toda esta «tradición» se ha ido forjando con el paso del tiempo, más de 2.000 años de vicisitudes que han decidido que tres serían los Magos y encima Reyes de Oriente, que cada uno representaría una edad, que cada uno llevaría un regalo y que cada uno viene de un continente diferente. Pero esta es la cuestión, hablamos de «tradición» y no de historia, hablamos de ese añadido propio del ser humano, de esa materialización de los sentimientos, de una forma diferente de celebrar la misma fiesta, de las vivencias plasmadas en un acto tan entrañable como una Cabalgata. La tradición la forjamos los hombres amparados por la historia, pero no tenemos porqué ceñirnos a ella.
Ahora bien, me reservo la mejor parte para el final de mi ensayo, si no, el título de este artículo no tendría sentido. En Alcoy, desde tiempos inmemoriables se reciben a los Reyes Magos de forma especial. No es la más larga, ni la más lujosa, ni la que quema más watios de sonido; sin embargo es la Cabalgata más entrañable de cuantas se celebran en España y posiblemente en el mundo. Se desarrolla de forma ininterrumpida desde hace 128 años, pero eso no quiere decir que antes no se hiciera de forma intermitente, como se desvela en muchas crónicas. Hace algunos años surgió la polémica porque en Alcoy existía la «tradición» de ubicar al «rei negre» en medio del desfile. Este rey negro, hasta que no existió internet, la TV, la Radio y que yo no leí los evangelios apócrifos, era incuestionable que se llamara Gaspar, siguiendo el orden establecido. Pues bien, ahora resulta que no, que aquí en Alcoy desfilan Melchor, Baltasar y Gaspar aludiendo a Baltasar su procedencia africana. Pues no señores no, a esto se le llama «tradición», a alguien, que algún día, desde hace mucho tiempo y que no está escrito en ningún libro para los anales de la historia, se le ocurrió ubicar al «rei negre» en medio de la cabalgata y siempre ha sido y será Gaspar. Los reyes en Alcoy son y deben ser Merchor de barba blanca, Gaspar «rei negre» y Baltasar de procedencia oriental.
Esa es la gran diferencia, cuando se respetan y mantienen las fechas y las tradiciones; marcan esas particularidades propias de una Fiesta, ese símbolo distintivo que las desmarca de otras, esa peculiaridad que las hará eternas sobre el resto de manifestaciones, porque es distinta, se ampara en la historia pero no la sigue, es singular, única e irrepetible. Somos los hombres quienes decidimos qué historia queremos y cómo la plasmaremos en forma de tradición y ojo con la pérdida de las tradiciones porque acarrea el desalojo de la identidad de un pueblo.
Jordi Linares Domínguez
Historiador del Arte